Vivimos
en mundo en el que la velocidad es nuestro principal valor y a la vez enemigo. En
un entorno tan cambiante y con un futuro tan incierto para las empresas,
instituciones y las personas, el desafío de los líderes de hoy es poder
gestionar de manera eficiente sus organizaciones teniendo, en medio de la
volatilidad, una única constante: defender la dignidad y la calidad del trabajo.
Es
por ello, que la OIT reunió este año, alrededor de 6000 delegados de todo el
mundo en la 108ª Conferencia Internacional del Trabajo, cuya discusión giró en
torno a encontrar las soluciones a los desafíos del trabajo a nivel mundial. Uno
de ellos es el nuevo panorama de incertidumbre y de cambios constantes, por lo
que es de suma importancia la formación permanente y la capacidad de aprender y
desaprender.
El
trabajador de hoy y del futuro deberá ser capaz de adaptarse a los nuevos
entornos y de aprender diferentes habilidades para afrontar con éxito las vicisitudes
del mañana, y por ello es vital la formación para mejorar la empleabilidad de
las personas. Asimismo,
la inteligencia artificial ha llegado a nuestro mundo para quedarse. Para nadie
es un secreto que hoy en día muchos puestos de trabajo están siendo automatizados,
por lo que la tecnología ha trastocado el viejo paradigma en donde la fuerza
laborar era exclusivamente humana. Además de ello, las nuevas formas de trabajo
están rompiendo con todos los modelos; por lo que la preocupación mundial versa
sobre las condiciones de estas nuevas modalidades y de los perfiles
profesionales que deberán tener los empleos para hacer sostenible la economía.
Otro
de los desafíos está relacionado con la calidad del trabajo y del valor que ésta
aporta en la economía familiar, las cifras nos muestran que 700 millones de
personas (según datos de la OIT) en el mundo viven en situación de pobreza extrema
o moderada pese a tener empleo, un panorama preocupante que nuestros
líderes deberán discutir y plantearse una mirada más rigurosa en cuanto a las
políticas laborales existentes, en si éstas son las más adecuadas y, lo más
importante, si se cumplen o no.
La
brecha de género también sigue siendo una crítica constante a todos los países,
dado que la tasa de participación laboral femenina sigue estando por debajo de la
de los hombres, con 48% frente al 75% de éstos últimos, por lo que no podemos
hablar de igualdad.
Como
vemos, realmente es un desafío el que tienen los líderes mundiales, pero también
nuestras generaciones (X, Y o Millennials y Z o, Centennials o como quieran denominarlos)
puesto que lo que ahora hagan nuestros gobiernos será nuestra herencia más
tarde. Por ello es vital que exijamos a nuestros representantes poner el foco
en mejorar las políticas económicas, educativas, laborales y en general todo
aquello que nos impacta directa o indirectamente.
Me
quedo con una frase del primer ministro de Portugal, Antonio Costa, que nos dice
que el futuro dependerá de la voluntad de las personas y de las decisiones que éstos
tomen y le agrego que somos los ciudadanos de a pie los llamados a que esas
voluntades se muevan.
Publicado el 26 de junio de 2019 en:
https://valor.pe/un-futuro-poco-prometedor/
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